¿La música puede curar?
Por poco que sepamos de historia sabemos que en todas las épocas nos ha unido un elemento que se ha manifestado de diferentes formas, primero como sonidos sueltos, después como grupos de sonidos y finalmente como composiciones que servían a un fin.
Hoy en día reconocemos el tipo de música que realiza un aborigen australiano, un indio americano o una orquesta filarmónica…, aunque con matices y diferencias, la música tiene una función real.
Esta función puede reunir muchas bases asociativas y desde hace un tiempo, nuestra sociedad “avanzada” se está empezando a dar cuenta de esto.
Y a este respecto nos surge una pregunta; ¿la música tiene la cualidad de curar?.
Es indiscutible que tiene un efecto directo sobre nosotros, nuestros sentimientos y percepciones, nuestros estados de ánimo y nuestras emociones.
Hoy, cada vez son más las aplicaciones terapéuticas de la música en la medicina, aplicaciones que hacen precisamente eso, remover nuestras emociones y aliviar síntomas clínicos, en definitiva, lo que hace es aportar un efecto beneficioso a nuestra salud.
Nuestro complicado cerebro percibe la música como un premio, el cual puede llegar a variar nuestra frecuencia cardiaca y respiración.
Libera un neurotransmisor, la dopamina que están relacionadas con el placer que estamos sintiendo en ese momento.
La música hace que nuestra resistencia al dolor aumente o que tengamos un sensación de reducción del cansancio, fatiga o del estrés y por este motivo las aplicaciones de la música a varios tipos de patologías cada vez esté más extendido.
Entre otras cosas se ha probado que la música relaja a las madres embarazadas, las cuales proyectan tranquilidad y sentimientos positivos al bebé que está por nacer.
Una vez nacidos estos niños tendrán una ayuda extra en su desarrollo neurológico con el apoyo musical que a su vez les aportará mejor memoria o fluidez verbal.
De esta manera la ayuda que pueden llegar a recibir niños autistas es totalmente beneficiosa ya que un juego musical consigue efectos terapéuticos en el habla, el lenguaje, la atención y la memoria.
Recientemente se están utilizando terapias musicales en oncología, en cuidados paliativos y en la prevención de enfermedades.
Como vemos, la música llega a influir directamente sobre nuestra salud y es beneficiosa para múltiples aplicaciones para nuestro organismo y de igual manera nosotros somos portadores de música ya que nuestra respiración o los latidos de nuestro corazón son actividades rítmicas.
¿Alguien ha intentado ver una película sin música, o realizar algún tipo de ejercicio sin alguna melodía de fondo?, no es lo mismo ¿verdad?
La música cura y mantiene y aporta beneficios directos a nuestro organismo, a nosotros mismos.
Comparte: